La DM es una enfermedad crónica de alta prevalencia. Datos de la Federación Internacional de Diabetes (IDF) correspondientes al año 2017 ponen ante nosotros un panorama nada alentador. En palabras del Dr. Sadikot presidente de la IDF en ese momento, estamos ante, no sólo, una crisis de salud sino una catástrofe social global donde se estima que 425 millones de adultos entre 20 y 79 años son diabéticos. De los cuales el 50% están sin diagnosticar. De mantenerse la previsión de crecimiento, en 2045 habría 629 millones de personas con esta enfermedad. Este incremento podría relacionarse con cambios socio-culturales: envejecimiento de la población, creciente urbanización, cambios en la dieta, disminución de la actividad física y conductas poco saludables.
Las complicaciones derivadas de la diabetes suponen un elevado coste tanto a nivel humano, como económico y socio-sanitario. Puesto que son causa importante de discapacidad, disminución de la calidad de vida y muerte. Estando presente alguna de ellas, en un alto porcentaje de pacientes, en el momento del diagnóstico.
El pie diabético está considerado como una de las complicaciones más relevantes. La Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular (SEACV) define esta entidad como la alteración de base etiopatogénica neuropática inducida por la hiperglucemia mantenida, en que, con o sin coexistencia de isquemia y previo desencadenante traumático, se produce la lesión y/o ulceración en el pie.
La etiopatogenia de la úlcera de pie diabético es multifactorial. La neuropatía diabética está considerada el factor de riesgo más importante en el desarrollo del pie diabético. Por su parte la presencia de enfermedad arterial periférica (EAP) disminuye las posibilidades de curación en el paciente ulcerado aumentando el riesgo de amputación. Adquiriendo también especial relevancia la artropatía y el nivel socioeconómico. Los factores desencadenantes tanto intrínsecos como extrínsecos serán los causantes de la aparición de lesiones. Y si bien la infección no suele ser la causa principal de las lesiones, si se considera un factor agravante de las mismas. Siendo esta la causa más común de amputación no traumática en pacientes diabéticos.
Las complicaciones derivadas de la diabetes suponen un elevado coste tanto a nivel humano, como económico y socio-sanitario. Puesto que son causa importante de discapacidad, disminución de la calidad de vida y muerte. Estando presente alguna de ellas en el momento del diagnóstico, en un alto porcentaje de pacientes.
El pie diabético está considerado como una de las complicaciones más relevantes. La Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular (SEACV) define esta entidad como la alteración de base etiopatogénica neuropática inducida por la hiperglucemia mantenida, en que, con o sin coexistencia de isquemia y previo desencadenante traumático, se produce la lesión y/o ulceración en el pie.
La etiopatogenia de la úlcera de pie diabético es multifactorial. La neuropatía diabética está considerada el factor de riesgo más importante en el desarrollo del pie diabético. Por su parte, la presencia de enfermedad arterial periférica (EAP) disminuye las posibilidades de curación en el paciente ulcerado aumentando el riesgo de amputación. Adquiriendo también especial relevancia la artropatía y el nivel socioeconómico. Los factores desencadenantes tanto intrínsecos como extrínsecos serán los causantes de la aparición de lesiones. Y si bien la infección no suele ser la causa principal de las lesiones, si se considera un factor agravante de las mismas. Siendo esta la causa más común de amputación no traumática en pacientes diabéticos.
Aproximadamente el 25% de los diabéticos desarrollarán una úlcera de pie diabético (UPD) a lo largo de su vida, siendo ésta la precursora de más del 85% de las amputaciones de EEII. El paciente diabético presenta mayor riesgo de amputación frente al paciente no diabético.
Es por todo ello que los pacientes diabéticos precisan de una atención integral, integrada y multidisciplinar donde las estrategias de prevención son prioritarias y permiten reducir las tasas de amputación a largo plazo cerca de un 20%.
Entre ellas: formación de los profesionales sanitarios en el manejo y tratamiento del pie diabético, establecimiento de programas de cribado para valoración del paciente e identificación de los principales factores de riesgo, protocolización de revisiones periódicas con circuitos de acceso eficientes a los distintos niveles asistenciales en función de sus necesidades.
En este sentido el International Working Group on the Diabetic Foot (IWGDF) considera 5 aspectos claves a tener en cuenta en el tratamiento del pie diabético y que deberían formar parte del programa de atención al paciente diabético:
El equipo de Atención Primaria desempeña un papel fundamental cuyos principales objetivos serán la detección precoz del paciente con pie de riesgo así como la detección precoz de lesiones en el pie diabético y la adecuada gestión de cada caso. Siendo necesaria la derivación de pacientes de riesgo alto o con úlcera de pie diabético complicada a una unidad especializada multidisciplinar. Se ha demostrado que en estos casos, la atención por parte de un equipo multidisciplinar, con competencias y habilidades especializadas, disminuye la incidencia de complicaciones y amputaciones.
En la valoración del paciente diabético se hace imprescindible llevar a cabo una completa anamnesis a través de los datos de la historia clínica y la entrevista con el paciente, así como realizar una exhaustiva inspección del pie junto con una exploración vascular y neurológica. La información obtenida nos permitirá determinar el riesgo y aplicar las medidas preventivas o de tratamiento pertinentes.
No podemos olvidarnos de la necesidad de motivar e implicar a los pacientes en su autocuidado y en la toma de decisiones. La edición de la guía de la American Diabetes Association (ADA) del año 2017 adopta un nuevo enfoque que le otorga al paciente y sus circunstancias psicológicas, sociales y económicas una mayor relevancia. Desde la filosofía del empoderamiento (empowerment) se considera al paciente su mejor cuidador por lo que deberá llevarse a cabo una educación en autocuidados adecuada a sus necesidades.
Silvia Blasco Gil
Enfermera Consulta de Heridas Crónicas y Pie Diabético
Hospital de Alcañiz- Teruel
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